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29 agosto, 2016

Regresando a casa después del sueño de los Juegos Olímpicos




Eran las 5:00 am todos dormidos en el hostel que quedaba a una cuadra de la maravillosa playa de Ipanema cuando desperté, fui al baño y empece a arreglarme para ir al aeropuerto. Unos minutos más tarde salí del baño con lo que quedaban de mis cosas y rápidamente las metí en mi maleta y traté de salir en silencio para no despertar a mis compañeras.

En el pasillo aun con gradas que bajar para llegar al primer piso donde un taxi me esperaba para llevarme al aeropuerto. Debo decirles que andar con una gran maleta de 23 Kg no es nada fácil, Al llegar a la recepción el chico me dijo que tenía una cuenta pendiente de  22 reales cosa que no me dio mucha gracia.

En fin ya era hora de despedirme de Río de Janeiro, el taxista me ayudo con mi maleta y yo llevaba una bolsa con las mascotas de los Juegos Olímpicos Vinicius y Tom. Durante todo el camino solo podía pensar en la magia que tiene Río.

Llegue como a las 6:15 am al aeropuerto hice check-in y caminé hacia la zona de abordaje, lo sentí eterno caminaba y caminaba y nunca llegaba. Al fin llegué y aún faltaba poco más de media hora para el abordaje así que fui a comer una naranja que llevaba. Al fin llamaron era hora de irse.

Haciendo la fila en el abordaje me di cuenta que habían atletas y federados de mi país Guatemala por lo que empezamos a hablar acerca de nuestro papel en los Juegos Olímpicos. 

En el avión surgió un problema casi una hora esperando cuando por fin el capitán habló por el alto-parlante que se había perdido una maleta, estaban intentando encontrarla y por eso el atraso. Una hora y media más tarde el avión por fin despegó y nos quedaba un largo viaje de 6 horas para llegar a Bogotá.  

Cuando llegamos a Bogotá 1:30 horas tarde el avión que iba a Guatemala estaba a punto de partir solo nos esperaba a nosotros. Salimos corriendo del avión y corrimos por todo el aeropuerto hasta llegar al otro avión y de nuevo pasar otras 4 horas sentados. Pero era demasiado tarde, el avión ya había despegado y no nos quedaba otra opción que esperar el siguiente vuelo.

No había hora de salida por lo que decidimos ir a conocer Bogotá, salimos del aeropuerto y fuimos a comer a un restaurante y déjenme decirles que la gastronomía colombiana es deliciosa. Salimos del restaurante y aprovechamos a tomarnos unas fotos, después de todo estábamos conociendo un nuevo país, cuando los de la aerolínea se comunicaron con nosotros ya había un vuelo disponible era hora de irse a casa.  

Fue cansado pero valió la pena, estábamos entrando a nuestra querida Guatemala a las 4 pm hora estimada. Aún en los últimos procedimientos del aeropuerto conocí a otro chico que había sido voluntario en Río e intercambiamos algunas experiencias de lo grandioso que había sido ser voluntarios en los Juegos Olímpicos.

Al salir del aeropuerto lo primero que vi fue a mi mamá, y ella caminó hacia mi para darme un gran abrazo, Home sweet home, llegue a casa con algunos recuerditos para mi familia lo mejor fue la cara de mis sobrinos al ver las cosas que les traía.  

Regresé a casa con sueños e ilusiones que cumplir...